Un blog para defender y revisar a la izquierda en nuestro país y dar un granito de arena en la construcción del hombre nuevo
martes, 13 de diciembre de 2016
No lo estamos entendiendo
Uno cree que las circunstancias en las que uno como persona vive son azarosas o sujetas a decisiones más arriba de nuestro parámetro sociopolítico, sin embargo estamos ignorando una verdad que muchos dejamos pasar por conveniencia o por ingenuidad: nuestra cuota de responsabilidad en el contexto político, económico y social que vivimos en nuestro país.
Esto no debería sorprendernos, ya que la raíz primigenia de la sociedad o colectivo comienza con la persona, con el individuo, para luego trascender a lo familiar, vecinal, local, municipal, regional y así poco a poco se escala hasta lograr la sociedad global; es importante analizar hasta qué punto nuestras acciones, por más pequeñas que parezcan, influyen en el quehacer de nuestra sociedad, como nuestros gustos, actitudes y defectos llegan a tener impacto en nuestra realidad y que a través de estos rasgos podemos crear i destruir una mejor sociedad.
Por esta razón a lo largo de nuestra historia hemos visto que los avances en materia mediática, cultural, político y social han delineado nuestra cotidianidad, opinión que a oídos de cualquier sociólogo puede parecer algo obvio, pero entenderlo de verdad daría con la posible solución a la crisis que tenemos ya que estos “avances” han conformado nuestra cultura y, por los azares de nuestros gobernantes y los cambios económicos surgidos, esta conformación dista mucho de lo ideal.
Empecemos con la conquista, donde con espejos, baratijas, una biblia e ínfulas de supremacía social fue masacrado y despojado de bienes, creencias e ideales a nuestros pueblos originarios, quienes ya tenían una civilización establecida y que fue pisoteada por una cultura forajida que aprovecho nuestro continente para salir de la espuria económica y social que significaba España para Europa en aquel entonces.
Luego pasamos a la lucha por la independencia, que fue mutando lentamente de acuerdo a los compromisos que debían tener los independentistas con Venezuela, pasando por la revolución de los mantuanos de 1811 que fracasó, a las venideras republicas que trataron de contactar con el pueblo de pleno, atendiendo desde las bases hasta los nobles criollos, lo cual fue fracasando con las traiciones de Santander y Páez del proyecto de la Gran Colombia y la muerte de Bolívar como estocada final al proyecto de la unión latinoamericana, dividiéndose en países liderados por caudillos y nobles criollos que dirigieron sus países de acuerdo a sus caprichos de clase y de los productores económicos pudientes y latifundistas que siempre llevaron la batuta de la economía del país mientras estos gobiernos así lo disponían.
Luego vino otro intento de independencia con la Guerra Federal, lucha incansable entre los caudillos conservadores y los afrancesados liberales, donde la figura de Ezequiel Zamora determino un clamor que venía desde los tiempos de la colonia: Tierra y Hombres Libres, alcanzar las gestas prometidas en la Independencia y olvidadas por los caudillos de turno.
Esta gesta fue igualmente traicionada con la muerte de Zamora y cuando los liberales y conservadores pactaron con el Tratado de Coche el fin de la Guerra Federal y también el fin de las aspiraciones de una sociedad más justa para los pobres de la tierra, sino que los políticos se repartieron el poder político y económico del país con la idea demagógica por más de que todo los hacían por el bien del país.
Es importante detenernos en los gobiernos personalistas de Antonio Guzmán Blanco, ya que en esta época se comenzó a dar el fenómeno que acompañaría a los venezolanos hasta la actualidad; la transculturización y desprecio directo o indirecto a la cultura autóctona. Fiel enamorado de la Francia de finales del siglo XIX, buscó en si gobierno no solo mimetizar a Caracas a nivel arquitectónico con su amor europeo, sino que los aires parisinos fueron traídos por nobles y aristócratas propios y extranjeros que pusieron a Europa como referente de civismo, cultura y modernidad para nuestro país, por lo que venezolanos de la alta aristocracia se volvían una mala copia de los parisinos y las clases bajas buscaban asemejar esta cultura con la visión de que eso les traería distinción o clase, por lo que en ese momento Europa se fue diluyendo en la cultura del Venezolano, dándose así la primera perversión de nuestra idiosincrasia.
Luego vino la Revolución de los gochos, donde las huestes de Cipriano castro y Juan Vicente Gómez vinieron desde le Edo Táchira hasta la capital para tomar el poder de manos de unos politiqueros extirpes de los caudillos y los liberales de la Guerra Federal.
Cipriano Castro vino al poder con un aire de nacionalismo y equitativa distribución de riquezas, con la visión de favorecer al país que molestaron a las potencias económicas internacionales de principios de siglo XX que, al ver que su riqueza y maromas económicas de moral dudosa llegarían a su fin, decidieron hacer un bloqueo en las costas del país para privar a los puertos de las importación y así hacer ceder a Castro en sus ideales en pro a Venezuela.
Mas fue un problema de salud lo que ocasiono que tuviera que irse del país para tratar esa dolencia en Alemania, dejando como presidente provisional a su “compadre” Juan Vicente Gómez, quien en una maniobra muy ruin, destituyo a Castro y se instauro en el poder, lo cual devino en una de las dictaduras más largas y oprobiosas ocurridas en el país.
La dictadura de Gómez también fue otro punto de quiebre para la cultura del venezolano, tanto por el atraso tecnológico y científico que significo para el país como el sorpresivo giro de tuerca que tendría nuestra economía. Fue en esta época que el estiércol del diablo hizo acto de presencia: el petróleo aparecía en la palestra de la economía mundial y de nuestro suelo emanaba con una potencia y abundancia abrumadora, por lo que las múltiples compañías petroleras comenzaron el éxodo hacia nuestro país para obtener la mayor tajada de esa riqueza del subsuelo, la cual fue entregada sin contemplaciones y con las mayores libertades para las trasnacionales por parte de la dictadura Gomecista, el cual reprimía ferozmente a todo aquel que lo adversara o contradijera sus órdenes.
El auge del petróleo fue la ruptura más significativa e impactante en la sociedad venezolana: ciudades y urbanismos, carreteras y avenidas comenzaron a surgir a pasos agigantados en todo el país, además que todos los avances culturales, sociales, científicos y económicos fueron traídos en las oleadas de empresarios e inmigrantes que veían en nuestro país el progreso inmediato por los jugosos dividendos que el petróleo surtía al país, aunque es obvio que esta riqueza seria disfrutada por los que desde siempre han querido capitalizar la economía del país, solo que debían mutar del modo de producción caudillista y feudalista que legaban de la explotación de las tierras al modo capitalista con el fin de modernizar y maximizar los modos de explotación, pasando de contratar peones a contratar obreros o empleados para los campos petroleros, donde la paga era pírrica pero suficiente para reproducir su fuerza de trabajo; sin embargo, este no sería el impacto más fuerte de este giro de 180° de la economía venezolana, sino que en el fondo estaría creciendo otro paradigma cultural del venezolano: el culto a la visión norteamericana de la vida.
Con las compañías petroleras e inmigrantes gringos vino también la visión del “American way of life” en nuestro país, los venezolanos adoptamos costumbres foráneas porque pensábamos que así entraríamos a la modernidad; el televisor, la radio y el periódico fueron los bastiones de la formación cultural del venezolano; un venezolano que consume y se jacta de consumir, que conoce más de artefactos inútiles, concursos absurdos, deportes foráneos, certámenes clasistas y música que promueve la perversión y los antivalores; que denigra su país y sus orígenes, un venezolano de plástico con etiqueta made in USA.
El venezolano ya no podía usar el gentilicio con gusto, o sencillamente no lo harían por considerarse a si mismos como inferiores o incapaces, lo bueno, lo útil, lo eficaz, lo moderno, lo culto solo podía venir de afuera, del exterior; lo propio no era cultura, simplemente era un vulgo folklore; nuestra inventiva era inútil, mientras que los inventos de afuera son mejores y útiles; nuestros profesionales son ineficaces, mientras que el profesional extranjero es admirado y contratado a diestra y siniestra; nuestra arquitectura es copia chocante, la arquitectura de afuera era ingenio de construcción; nuestra música solo anuncia el fin de una fiesta donde artistas extranjeros con letras soeces o morbosas hacen bailar y retumbar a quien la escucha; nuestra pintura solo es admirada en recónditas galerías, mientras los artistas extranjeros son expuestos como arte de vanguardia; nuestra vestimenta es símbolo de marginalidad, solo la ropa de marca nos da aprecio y reconocimiento entre quienes nos rodean; vivimos en Venezuela, entendiendo esto como su etimología tristemente así lo indica: una Venecia de segunda, así como una mujerzuela o una portezuela, así se denigra nuestro país hasta con su nombre: somos una Venezuela.
Hasta aquí podemos entender lo difícil que es definirnos y hasta aceptarnos a nivel cultural, ya que nuestra historia nos ha dejado el lastre más ignominioso en cuanto a lo que somos en todo el espectro político, económico y social; no entendemos que los venezolanos hemos sido configurados desde la conquista para sentirnos inútiles, para odiar nuestro origen, para admirar lo que viene de afuera, para creer imposible progresar en tu país de origen y mantener los patrones de viveza, corruptela e ineficiencia solo por la apatía de no asumir el rol protagónico que debemos tener todos por el bien de nuestro país.
Pues en la actualidad, donde todos los venezolanos estamos pasando factura por todos esos escollos que traemos en nuestra cultura desde la época de la conquista, vivimos en la hecatombe de todas esas rémoras culturales acumuladas, donde se confunde la viveza con la inteligencia, donde se apremia a los gestores y las salidas fáciles que la eficiencia y el trabajo sincero, donde nos hacemos mezquinos y egoístas con el prójimo usando como excusa la situación país, donde los antivalores se diluyen entre nuestra sociedad y son aceptados de forma indirecta, como ha ocurrido con los bachaqueros, la corruptela y la ineficiencia en el sector público, que preferimos convertirlo en un axioma antes de buscarle una solución efectiva, preferimos hacerlo propio que execrarlo como debería hacerlo una sociedad que aspira al progreso; de verdad que Galeano tenía razón, vivimos en el mundo al revés donde se premia al revés, donde la virtud se denigra y la malicia se eleva como ejemplo para la sociedad.
Si no vemos que la cultura ha sido el detonante de mayor envergadura en la crisis que vivimos en la actualidad, no estamos entendiendo nuestra historia, no estamos entendiendo el contexto que vivimos ni el país en el que nacimos, necesario es repensarnos, hacer luces de las virtudes y la cultura autóctona, comenzar a creer en nuestras potencialidades y las potencialidades de esta tierra y no creer que la situación país se adjudica a todos menos a uno mismo, ya que lo individual influye en lo colectivo y si no entendemos que todo lo que hacemos repercute en el quehacer y construcción del país, NADA CAMBIARA.
viernes, 9 de diciembre de 2016
Affff Maduro
No confundan el título, ese suspiro onomatopéyico puede tener múltiples lecturas, pero desde mi punto de vista, es una combinación de desesperanza y admiración, aunque no estoy seguro de en cuanta medida una virtud compensa o supera a la otra, siga leyendo y tal vez lo descubramos.
Estos 3 años han sido tiempos difíciles para el país y la Revolución Bolivariana, donde los venezolanos hemos visto sin distinción de posición económica o ideológica como la realidad económica, política y social se ha truncado en múltiples aristas, donde los culpables se deslizan entre el arcoíris opositor y el rojo revolucionario; y la sociedad en general, mas allá de aprovechar la crisis para poder revisarse, rectificar y progresar como nación, se ha concentrado en el problema como una situación de catástrofe nacional y establecen la perversión cultural del sálvese quien pueda, donde los venezolanos nos robamos, matraqueamos, bachaqueamos y perjudicamos entre nosotros mismos, aportando poco o nada en la resolución de los conflictos a lo interno y a lo externo.
Veamos ahora los factores de crisis que han influido en la actual situación país:
1) Desde hace dos años los precios del barril de petróleo han tenido una fluctuación impresionante con tendencia a la baja que ha afectado a nuestro país, el cual lamentablemente es dependiente casi por completo de la renta petrolera; pasando de precios de 100 a 110$ el barril a los increíbles precios de 20 a 22$ en los momentos más críticos de esta fluctuación, esto ha afectado de gran manera las importaciones de bienes y servicios que eran pagados con las divisas que se percibían a través de la renta petrolera, lo cual impacta tanto en el acceso como en el poder adquisitivo de los venezolanos en bienes alimentarios, farmacéuticos, sanitarios, entre otros
2) A raíz de la escasez alimenticia y el auge de comprar alimentos a precios regulados para luego revenderlos a precios exorbitantes, se instaló en nuestro país el fenómeno de los bachaqueros, suerte de buhoneros de productos de primera necesidad que ponen altísimos precios con el fin de poder lucrarse con la desesperación del venezolano que, al no tener otra alternativa saludable (debido a que las colas en abastos y supermercados les restan el tiempo que deberían dedicarle a sus estudios o a sus jornadas laborales) se ven en la necesidad de comprarles a estos criminales de la crisis; aunque más grave que su accionar es la perversión cultural que se ha originado en el venezolano al aceptar jocosamente este fenómeno, echando raíces en nuestra idiosincrasia y siendo un monstruo de mil cabezas que no parece tener una fácil o concreta solución a corto o mediano plazo.
3) La situación de abastecimiento ha generado controles y restricciones en la compra de alimentos para así garantizar de una u otra manera la alimentación de la sociedad venezolana, lo cual genera grandes colas en abastos y supermercados que en muchos casos se extienden a 6 u 8 horas de estadía en estos espacios y en el peor de los casos no se garantiza que la totalidad de los productos puedan ser adquiridos por quienes vienen a estos lugares, lo cual genera malestar y desesperanza entre la gente que va a buscar productos para su sustento y que el gobierno no toma medidas contundentes para frenar este fenómeno que denigra la condición de los venezolanos al momento de acceder a bienes y servicios, y lo consideran un problema de envergadura que se extiende por todo el país.
4) La suma de los problemas antes mencionados originaron un quiebre y derrota electoral para la Revolución: El Parlamento venezolano fue electo con mayoría opositora, lo cual generaría un escenario polémico en los poderes públicos y un giro de tuerca en el legislativo que a lo largo de este año ha servido más para otorgar dadivas legislativas a empresarios y criminales que para crear leyes que atienden la crisis que vivimos los venezolanos, además que en los últimos meses el Parlamento ha tenido un complejo narcisista al atacar de forma lapidaria a los demás poderes públicos con el fin de que se subordinen a sus propósitos, lo cual genera una crisis institucional que se ha visto paleado a través de la Sala Constitucional del TSJ, pero que a nivel político y mediático crea una lucha a carta cabal entre un poder que se cree supraconstitucional y los demás poderes que deben continuar con el quehacer político del país aun con los desmanes del poder legislativo.
Y con esto se podrían sumar múltiples problemáticas que viven los venezolanos, pero nos concentramos es estos puntos neurálgicos que son la clave de la crisis que vive Venezuela y que se vuelve difícil encontrar un feliz término.
Ahora bien ¿Hasta qué punto el Ejecutivo es culpable o no de estos puntos clave de la situación país? Puntualicemos cada problemática con la respectiva actuación del Ejecutivo
1er Problema: en este punto la actuación del Ejecutivo ha tenido puntos a su favor, ya que en las circunstancias de bajos precios petroleros, es fácil prescindir por parte de un país rentista de los subsidios y los beneficios sociales con el fin de reducir el gasto social y así la crisis de divisas sería más llevadera, sin embargo, los programas de misiones y grandes misiones no se han detenido en absoluto, manteniendo el compromiso con los pobres en perjuicio del impacto económico, además que los presupuestos se han redistribuido para que la recaudación de impuestos pueda suplir la entrada de divisas en concepto de petróleo para que los trabajos y proyectos del país no se frenen en ese aspecto, allí el esfuerzo ha sido difícil, pero el temple que se ha asumido para seguir el rumbo de la revolución ante esta adversidad es digna de admiración.
2do Problema: En este aspecto, el trabajo ha sido ambiguo y en algunos aspectos se le ha escapado de las manos al Ejecutivo, ya que el fenómeno del bachaquerismo influye desde los vendedores informales hasta las grandes cadenas de abastecimiento que se han prestado para el acaparamiento y desviación de productos hacia los bachaqueros o en contrabando a las diversas fronteras terrestres y marítimas del país. En este sentido, el trabajo de la SUNDEE ha sido importante para ir desmontando este fenómeno, pero es importante ir mucho más profundo con el fin de que se pueda normalizar el abastecimiento de productos y que vayan presos sin distinción de posición política o económica, todos aquellos que sigan desangrando al país en materia alimentaria.
3er Problema: Este punto neurálgico es el que lamentablemente el Ejecutivo no ha podido atender de manera eficaz, ya que la situación del desabastecimiento influye tanto por la merma en las importaciones como por la poca o nula activación de la producción nacional, lo cual genera un clima de ineficiencia en los ojos de quienes pernotan en las colas para poder comprar los productos; a pesar de que el gobierno ha tomado medidas para restablecer el abastecimiento de alimentos (CLAP, agricultura urbana, Gran Misión Abastecimiento Soberano), el problema sigue surgiendo y afectando al venezolano, ya sea porque los productos no los consigue o porque los encuentra muy costosos, lo cual ha generado focos de malestar y saqueos que a veces pretendemos banalizar o satanizar sin considerar que el pueblo vive y sufre estas penurias y que es importante prestarle atención, sino nos desconectaremos del pueblo y nada nos diferenciara de la Venezuela de los Adecos y los Copeyanos.
4to Problema: La suma de todo lo anterior, aunado a las pobres políticas públicas que se han tomado para solventar la crisis y el distanciamiento del clamor popular, nos hizo perder la Asamblea nacional, lo cual ha sido una piedra de tranca para las medidas que lleva el Ejecutivo para contrarrestar el trance que vive el país, además de que se retrasan créditos y se engavetan propuestas de ley enmarcadas en el poder popular, lo cual genera un clima de crisis institucional que ha tenido una repercusión política y mediática sin precedentes en el presente siglo en nuestro país.
Con todo esto nos preguntamos ahora ¿Maduro ha sido conciso o errático en el tratamiento de la crisis? Yo diría que nos e debe juzgar a una sola persona de un trabajo que deben hacer en conjunto todo un tren ministerial, con sus respectivas vertientes, donde existe mucha ineficiencia y erratismo que necesariamente recae en el presidente, ya que nadie dice el viceministro tal, el ministro tal o el director tal es corrupto o ineficiente, sino que el presidente es ineficiente, además que el problema de la cultura que he tratado en artículos anteriores han influido de gran manera en que el país no avance a través de la crisis, seguimos asignando la culpa al presidente, ya que es más sencillo o más divertido, pero si no empezamos con las 3R desde nosotros mismos, poco se puede progresar, en poco o nada se solventara el país.
Maduro tiene fallas, no es perfecto pero ha sabido trabajar con presiones importantes, con una Asamblea en contra, con un tren ministerial ineficiente en algunos casos y una cultura del venezolano que nos vuelve seres flojos, egoístas, hedonistas y que no asumen culpas. Yo tengo mis diferencias con el gobierno sin dejar de ser de izquierda, tengo mis críticas y las mantengo, pero el problema del país es complejo y tiene tantos culpables como estrellas tiene el cielo, así que la próxima vez que busque el culpable de la situación país, no señales con tu dedo inquisidor a Bigotes, ve al baño y busca un espejo primero, puede que te lleves una gran sorpresa.
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