Ya han pasado casi dos décadas que América Latina decidió ser dueña de su destino y dar pie a una serie de gobiernos progresistas y de izquierda que vinieron a reivindicar las luchas y los ideales de nuestros ancestros ante las diversas intervenciones y dictaduras que mellaron los valores de justicia e igualdad al cual estuvieron negados desde la conquista hasta nuestros días, sin embargo en los últimos años esta situación está cambiando y la derecha está recuperando terreno importante lo que en su momento fueron los bastiones históricos de la izquierda.
Está quedando en el pasado la sólida integración que tenían los distintos países de Suramérica en cuanto a los ideales de izquierda y progresistas que se dieron a comienzos del siglo XXI, teniendo a los presidentes de Venezuela, Brasil y Argentina; Hugo Chávez, Luis Ignacio Lula Da Silva y Néstor Kirchner respectivamente, como la punta de lanza de esta nueva geopolítica que se estaba creando en América Latina para impulsar una nueva comunidad internacional donde se pudiera desarrollar las potencialidades de cada país sin recurrir a las prácticas intervencionistas de Estados Unidos y sus países aliados. No obstante, los tiempos han cambiado y ese giro a la izquierda que dio América Latina que se creía irreversible ahora está dando signos de debilitamiento por razones muy disimiles.
El látigo de las urnas
Uno de los aspectos que define la democracia de cualquier país es el sufragio, el poder que tiene la gente de elegir personas para que los representen en las distintas instancias de la vida política de un país o elegir el cambio de diversos aspectos en su legislación para su beneficio; el sufragio le da legitimidad a los actores políticas, ya que dependerá de su aprobación o desaprobación continuar detentando el poder mediante el voto; sin embargo, esta practica democrática puede servir en un llamado de atención al gobierno, ya sea por haber tomado malas decisiones o no prever la conciencia como prioridad en la construcción de un nuevo modelo político y social.
Analizaremos tres casos:
En Argentina, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales entre el candidato del partido de gobierno, Daniel Scioli, y el candidato de la oposición, Mauricio Macri; quedando este ultimo electo como presidente de Argentina, dándole fin a la era del Kirchnerismo y dando pie a un gobierno de derecha en manos de un empresario que fue férreo opositor a las políticas del Gobierno del expresidente Néstor Kirchner y de su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner; lo cual resulto de la poca fiabilidad que se tenía sobre el candidato del oficialismo y el continuo ataque de los Fondos Buitres que pretenden desfalcar a la nación, dando una vuelta a las políticas económicas y sociales que allí se gestaban.
También ocurre en Venezuela un revés electoral a la “Revolución Bolivariana” cuando se hacían las elecciones para los diputados de la Asamblea Nacional, siendo esta la segunda elección directa a nivel nacional más importante, después de la elección del Presidente de la Republica, donde la oposición obtuvo una mayoría abrumadora frente a los candidatos de gobierno en una relación de 109-54, lo cual da un claro contrapeso de poder entre el Ejecutivo y el legislativo. La falta de políticas publicas para solucionar los problemas económicos con contundencia, sumado a la situación de acaparamiento y especulamiento de productos por parte del empresariado privado en lo que respecta a distribución y manufactura, produjo el resultado en las urnas que pone en una situación muy difícil al gobierno en cuanto a las decisiones que deberá afrontar para sortear esta nueva realidad legislativa.
En Bolivia, el Presidente Evo Morales sufrió una derrota electoral de relativo impacto, ya que realizo una consulta popular para poder reformar la constitución y así poder ser reelecto para un nuevo periodo presidencial en 2020 y esta fue rechazada por el pueblo boliviano, el cual veía con temor que esta nueva reelección no permitiera que el partido oficialista, El Movimiento Al Socialismo (MAS), renovara sus liderazgos y se estancara en una figura única para llegar el poder, lo cual fue mal visto por la izquierda moderada del país, además que la divulgación de un presunto tráfico de influencias hacia su ex pareja Gabriela Zapata, gerente de una empresa china favorecida con millonarios contratos de obra pública, ha dañado la imagen del líder indígena, pase a haberlo negado en múltiples oportunidades.
Para el internacionalista Carlos Romero, estos reveses electorales parten de las diferentes matices que han tenido durante sus años de gobierno y que buscan dar un llamado de atención a esos gobiernos para que retomen su agenda social
“Hay un cuestionamiento de los modelos, pero no es que han cambiado las preferencias. Se ha buscado una alternativa bajo la base del voto castigo. La población siente que esos gobiernos le han fallado, se ha disminuido el proceso de transferencia social. Han perdido el apoyo que tenían, a principios del siglo XXI, estas propuestas”.
El parlamento como arma política
Aunque su data es más lejana que los casos estudiados, es importante analizar aquellos momentos en la historia Latinoamericana donde los poderes públicos, desde su autonomía, han procurado mecanismo para expulsar de forma inconstitucional a los presidentes de turno cuando las decisiones que toman no favorecen sus visiones políticas o democráticas.
Un caso muy conocido fue el ocurrido en el año 2009 en Honduras con el Presidente Manuel Zelaya el cual, mientras intentaba realizar en el país una consulta popular para llamar a una Asamblea Nacional Constituyente, donde El Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General, la Corte Suprema de Justicia, el Congreso de la República rechazaban dicha propuesta, fue sacado del país, se le abrió un juicio político sobre supuesto cargos de corrupción, los cuales no fueron comprobados y asumió el cargo el presidente del Congreso, Roberto Micheletti; Zelaya intento varias veces volver a Honduras sin tener éxito y las continuas propuestas por el regreso de Zelaya a la presidencia fueron reprimidas por el ejército salvadoreño.
Otro caso que impacto a Latinoamérica fue la destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, el cual se le abrió un juicio Político por parte del Congreso Nacional, el cual tenía mayoría el Partido Colorado, férreo opositor al gobierno de Lugo, al conocerse la tragedia que su suscito en Curuguaty, donde varios campesinos que protestaban en la zona fueron desalojados por las fuerzas policiales y se dio un enfrentamiento y murieron 17 personas entre campesinos y policías, lo cual sirvió de pretexto para lograr su destitución; ya que mucha gente asegura que hubo infiltración del Ejército del Pueblo Paraguayo dentro de los campesinos para lograr la confrontación.
Corrupción e Ineficiencia
En Latinoamérica existen gobiernos que, usando los símbolos de la izquierda para lograr alzarse con el poder, aplican políticas neoliberales que se alejan de las promesas hechas durante su campaña y ponen a la izquierda en una terrible posición para formar futuros gobiernos en dicho país.
Un caso poco conocido es el del presidente de Peru, Ollanta Humala, el cual comenzó su vida política cuando protagonizó junto a su hermano Antauro el levantamiento de Locumba(Tacna), manifestándose en contra del gobierno de Alberto Fujimori. Al asumir el cargo, se fueron dando distintas controversias, como las continuos cambios y renuncias en su gabinete ministerial, el Caso PRONAA donde murieron tres niños intoxicados luego de ingerir alimentos del PRONAA (Programa Nacional de Asistencia Alimentaria) y la ministra de alimentación hizo caso omiso a este caso y las mas resonadas han sido las continuas protestas de los pueblos indígenas y campesinos ante los distintos proyectos de extracción minera (como el Proyecto Tia Maria) que buscan el desalojo y la agravación de terrenos para facilitar la extracción, lo cual crea un impacto ambiental y humano importante, lo cual dará una muy mala señal en las próximas elecciones presidenciales, dándole cierto impulso a la candidatura de Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, para ostentar el cargo.También tenemos casos donde presidentes se han visto afectados en casos de corrupción donde su figura o su partido se han visto comprometidos, como es el caso de la presidente Dilma Rousseff, la cual se ha visto afectada ante el descubrimiento de una red de corrupción en altos funcionarios la empresa petrolera estatal Petrobras, donde están afectadas su figura, la del ex presidente Lula Da Silva y El Partido de los Trabajadores, los cuales deben velar el buen funcionamiento de dicha empresa; aunque muchos analistas argumentan que estas acusaciones solo se basan en desprestigiar a la mandataria y su partido como figuras políticas y al ex presidente para evitar un nuevo mandato en las próximas elecciones presidenciales.
Ante estas realidades tan disimiles, continua diciendo Carlos Romero que la izquierda enfrenta en el aspecto económico muchos desafíos, la mayoría de los cuales tienen que ver con el desgaste de sus modelos actuales y la falta de diversificación en sus economías internas que hacen que la crisis se acentue en al actualidad
“El problema es que tienen menos riqueza para distribuir. Y también tienen, evidentemente, más desgaste en el ejercicio de sus gobiernos..., frente a la caída de los precios internacionales de las materias primas, ha dificultado sus niveles de manejo y de gobernabilidad interna”.
Explica también que en muchos casos los gobiernos progresistas no desmontan completamente los aparatos económicos y sociales de los gobiernos anteriores y eso desmejora o perjudica a los modelos emergentes de América Latina
“Las décadas neoliberales dejaron por el piso las economías, las condiciones sociales de vida de la población y al mismo tiempo las capacidades del Estado, las cuales debieron ser restituidas a través de reformas políticas y recuperando la soberanía sobre los recursos naturales. Pero, no han tenido fácil las ecuaciones de poder interno, para avanzar más allá de la explotación de las materias primas. Han enfrentado grandes adversarios internos y externos, con todos los medios en contra. Eso no justifica los resultados en materia económica, pero evidentemente sí tiene mucho peso”.
Los retos de la izquierda
Con los resultados obtenidos en América Latina, los gobernantes y movimientos izquierdistas y progresistas deben revisar profundamente las políticas económicas y sociales que están poniendo en práctica en sus países y que, por el estatismo que muchas veces surge en la estructura Estado-Gobierno, se han desmejorado o han ido decayendo por la corrupción que puede revertir desde adentro las mejoras económicas y sociales que se hayan realizado en los últimos años. Los gobiernos tienen que reflexionar sobre las experiencias vividas en el pasado y las ocurridas en el presente para hacer frente a una derecha que viene fortalecida ante las realidades de los países Suramericanos, donde han usado la demagogia para atraer a un pueblo que se ha visto desatendido ante una izquierda que la burocracia y el triunfalismo los ha encerrado en los claustros de las oficinas y han perdido parcial o completamente la conexión con el pueblo que una vez los llevo a ejercer el poder luego de décadas de dictaduras militares o gobiernos representativos que olvidaban su compromiso con la gente y que ahora ven esos fantasmas renacer entre sus propios partidarios, situándonos en una suerte de alegoría a la novela “Rebelión en la Granja” de Orwell.
Esto lo expresa Luis Quintana, internacionalista y profesor de Geopolítica, el cual al analizar los recientes sucesos que sacuden fuertemente la continuidad de la izquierda en América Latina como fuerza de gobierno, argumenta que una de las causales más importantes de estos hechos ha sido el apego a las viejas prácticas de la izquierda en el siglo pasado que la llevaron a su derrumbe en la década de los 90
“Uno de los aspectos negativos de estas experiencias de izquierda es que han sido muy ortodoxos en sus posiciones políticas y económicas. Han planteado un programa centrado en la estatización y el control de la economía, además de la presunta hegemonía política. Esto ha llevado al resurgimiento del populismo: ofrecer y no tener condiciones económicas que respalden esos ofrecimientos y ese gasto social”.
Quintana también indica que: “el empoderamiento de la oposición es un elemento clave, pero no basta criticar, denunciar la corrupción y las desviaciones antidemocráticas de estos gobiernos de izquierda, también deben haber propuestas, como pasó en Argentina”.
La izquierda debe retomar los compromisos que los llevaron a asumir las riendas del continente, no permitir que los errores de la Unión Soviética y la China Comunista se repitan, sino que sean superados y se pueda lograr un bloque de izquierda que atienda con verdadera vocación hacia los sectores que fueron execrados por la “democracia” del siglo XX, tanto desde sus naciones como en el conglomerado geopolítico que se fue construyendo en el siglo XXI con organizaciones como PETROCARIBE, ALBA, MERCOSUR, etc, con el fin de crear un gran bloque de países suramericanos que puedan desarrollarse dentro de sus experiencias económicas, políticas y sociales; si no consolidamos nuestra unidad Latinoamericana, los gobiernos Neoliberales se volverán a instalar en el continente y la izquierda volverá a ser estigmatizada, cual comunismo en el siglo pasado, como gobiernos populistas e ineficaces, perjudicando futuros liderazgos progresistas y convirtiendo al continente nuevamente en el patio trasero de las potencias mundiales.