Si creen mis lectores que mis escritos solo se avocan a defender todo lo que se gesto desde la izquierda, están muy equivocados, ya que una visión que percibo para que los movimientos izquierdistas tengan éxito es que conozcan los errores históricos de quienes, enarbolando las banderas del marxismo, el comunismo y sus derivaciones, causaron graves calamidades y genocidios que dejaron un sangriento legado de los personalismos dentro de la izquierda y le dieron argumentos a nuestros adversarios para regar en todos los rincones de la tierra el carácter sórdido y oscuro que tomaría cualquier país que busque llevar una visión política y económica de izquierda, mostrando esos hechos como los referentes directos de nuestras visiones; ojo no mienten del todo, ya que se basan en hechos reales, pero si mienten al tomarlo como referentes de la izquierda de forma concreta.
Partiré de los gigantes izquierdistas del siglo pasado: La Unión Soviética y la China de Mao Zedong; los cuales, a pesar de que fueron en su momento y aun en la actualidad los referentes políticos y estructurales del comunismo y el socialismo, tuvieron errores garrafales por culpa de acciones de líderes o seguidores que tergiversaron la visión de la izquierda; en el caso de la Unión Soviética me referiría a la época en que estuvo gobernada por Yosef Stalin, el cual, siendo el referente de la victoria soviética sobre los nazis; durante su gobierno manejo los medios de la época y las fuerzas militares para censurar, obliviar, acabar o asesinar a quienes contradecían su visión de gobierno y su modo de dirigir la Unión Soviética; inclusive algunos bolcheviques que estuvieron muy cercanos a Lenin y que observaron que Stalin estaba llevando el comunismo hacia el totalitarismo también fueron castigados, llevándolos a que el pueblo soviético los viera como gente ignorante o estúpida gracias a su control mediático y militar, sin contar con los goolaks y las millones de personas que allí encontraron su muerte.
La China de Mao, a pesar de ser la precursora del socialismo que se enfoca en los trabajadores de la tierra, dándoles el puesto que merecían dentro de sus campos; esta revolución se deformo lentamente su visión hacia el totalitarismo mas intrínseco, enfocada en la necesidad del pensamiento único, el apoyo irrestricto al líder y su partido, y el odio o repudio hacia los países “imperialistas” o a las personas que decidieron hacer una crítica a la China Roja, la cual movía sus ideales saturando la educación, la cultura y el amor a la patria del personalismo de Mao Zedong y los ideales que representaba. Presos políticos, asesinatos por “crímenes del pensamiento”, odio del país hacia los “disidentes”, uso de la fuerza militar y mediática para asegurar la supremacía del Líder y su visión política, todo esto hizo que este intento socialista se convirtiera en una dictadura populista que se gesto con buenas intenciones pero se convirtió en un desastre ideológico para China, en nada comparable al socialismo de mercado que vive en la actualidad.
Podría referir otros casos, como la visión de salvador que tuvo Robert Mugabe en Zimbabue, que deformo en la actualidad en una dictadura que prácticamente destruyo estructural, social y económicamente a este país y su líder se volvió un excéntrico y ostentoso dictador, distando de su visión inicial que buscaba reivindicar a su pueblo; o también a la Uganda de Idi Amín, el cual prometió orden y paz después de asumir la presidencia de aquel país luego de un golpe militar, pero que al final desencadeno una serie de abusos de poder, violación de derechos humanos, persecuciones políticas y una pésima gestión política y económica, además de las excentricidades de su líder lo cual, ante sus detractores, lo deshumanizaban ante las atrocidades cometidas, retratadas muy bien en la película “El último rey de Escocia”
Después de este recuento, vemos que la izquierda tiene disidentes que cometieron muchas atrocidades en nuestro nombre ideológico; por lo que mucha gente aprovecha esto para satanizar al comunismo y socialismo en toda su extensión.
Ahora mis queridos lectores se preguntaran porque decidí criticar de esta forma a gigantes comunistas y socialistas tan icónicos; bueno, en primer lugar para reconocer que no son inmaculados ni libres de la mancha indeleble de la historia como muchos creen y, en segundo lugar, para reconocer los pecados que no deben repetirse en la izquierda del siglo XXI y cómo podemos ser participes de una revolución permanente, que no se estanque ni se deforme, como lo pensó el intelectual ruso, León Trotsky; para que jamás se vuelva a tergiversar el mensaje y los ideales de Marx, Engels, Lenin y, más cercano, de Bolívar y Chávez no se vuelvan una simple bandera política, sino una convicción, una hoja de ruta para perseguir el éxito de la izquierda y no repetir los errores del pasado.
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