domingo, 3 de abril de 2016

¿Ser Venezolano?

Esta pregunta es y será un complejo axioma en la mente de cualquiera que haga estudios o análisis tanto sociológicos, culturales e identitarios; ya que la respuestas nos condiciona, ideológica y socialmente, a revisarnos tanto individual como colectivamente sobre que significa ser venezolano, haciéndonos ver que esto va mas allá de nuestro gentilicio, nuestra comida e inclusive nuestras costumbres; en realidad tiene más que ver con nuestra cultura, de nuestra forma de actuar ante las situaciones de la vida cotidiana y como nuestra identidad era compaginada con nuestra cultura sin caer en chovinismos.

Pero la pregunta es ¿nuestra cultura es verdaderamente venezolana?, veamos:

Desde la conquista hasta nuestros días, los venezolanos nos han impuesto, para bien o para mal, un modelo de cultura, sociedad y conciencia que se deslindaba completamente de nuestro gentilicio u orígenes étnicos; primero fueron los españoles, que fue el primer golpe cultural que pulverizo, tanto física como espiritualmente, a nuestros pueblos originarios casi por completo; después de la Independencia fueron los mantuanos, que amoldaron esa conquista a los interesas de los terratenientes y aristócratas nacionales, renegando profundamente a quienes vivían en el campo del quehacer político y social de la nación, lo cual explica como Boves tuvo éxito en su cruzada de lado con los campesinos.

Luego de culminada la Guerra Federal, vinieron los tres periodos del “Ilustre Americano”, Antonio Guzmán Blanco quien, obliviado por el encanto de Europa, fue “afrancesando” la arquitectura y cultura venezolana, lo cual fue formando en esencia las primeras clases sociales signadas por la visión Europea de la sociedad en contraposición al día a día del venezolano que aun en su mayoría eran campechanos y la capital se empeñaba en generalizar el modelo parisino de cultura en nuestro país.

Después vino otro quiebre que fue la dictadura de Juan Vicente Gómez, la cual no solo llevo a un atraso del Pais con respecto al resto del mundo, sino que también, al descubrir el potencial petrolero de nuestro país, más gente decidió abandonar los campo y se fueron a las ciudades donde habían yacimientos petroleros, lo cual hizo que el venezolano diera un giro de 180° en torno a su cultura, ya no serian los europeos sino los gringos que impondrían su agenda cultural de manera hegemónica, ya que con las compañías petroleras, vendría el “progresos”, que no era más que llevar los patrones de conducta y consumo a nuestra nación, creando un experimento fallido del “American Way of Life”.

Con la llegada de Pérez Jiménez, el nacionalismo tuvo un norte que lamentablemente fue efímero, tanto en la infraestructura como en la cultura identitaria, sin embargo fue derrocado para que surgiera el bipartidismo Adeco-Copeyano que daría la estocada final a la “cultura venezolana”

Teniéndolos como modelos de democracia, los adecos tuvieron el hegemonía en sus gobiernos, incluso cuando le dieron el “paso a los verdes, defiendo en su comportamiento, sus acciones y su forma de hacer política, una visión distorsionada de la democracia, pero que era complaciente con las trasnacionales, lo cual, sumado al influjo de los medios como actores políticos, dio a los venezolanos una saturación de una cultura de consumo e idiotizacion tan grande y aberrante, que surgieron los sifrinos y los nihilistas como el clímax de la destrucción del “yo” como sujeto proactivo y devenido en una masa sumisa, apática y banal que se preocupa por lo superficial o por el parecer que tener identidad o siquiera un sentido de pertenencia con su país.

Esta rémora es tan grande, que ha sido imposible eliminarla eficazmente, en estos 17 años esa rémora cultural ha influido en hitos importantes de la contrarrevolución como el golpe de 2002, el sabotaje petrolero y empresarial de 2003, las guarimbas y el revocatorio en 2004 y 2007, el intento de magnicidio de 2005, la campaña mediática y social contra nuestra identidad, el desconocernos por razones étnicas, raciales o clases sociales; el racismo, el endorracismo y el esnobismo; el sensacionalismo y morbo durante la enfermedad y muerte de Chávez en 2012 y 2013, eso sin contar la manipulación mediática que acrecienta los problemas existentes, haciéndole creer al ciudadano común que cualquier decisión que tomemos será inútil o insuficiente.

Ahora el posmodernismo ha resucitado y con la nueva Asamblea el culto al modelo bravucón y petulante de la democracia por parte de la juventud venezolana se hace mas vigente, al ser incapaz de discernir, analizar o pensar con mente fría las decisiones tan aberrantes que toma el nuevo ente Legislativo, dándole el “aura protectora” de “democracia verdadera” por parte de “la generación de los pendejos” donde más vale el que grita o vocifera que el que razona; el proyecto de ley de amnistía y la entrega de la memoria y cuenta del gabinete ministerial son ejemplos del circo romano que se instalo en el Capitolio Nacional.

La Rémora o muere o nos termina de chupar la sangre, la cultura la debemos formar, no para ser alternativos, sino para hegemonizar, como diría Gramsci, usando sus herramientas y métodos, pero sin perder nuestro sentido e identidad, para así hacer frente a la creciente generación esnobista y así poder responder sin estigmas ni paradigmas

¿Qué es ser venezolano?

1456544346432-ECUADOR--Venezuela--Maduro-anuncia-creaci-oacute-n-de-red-alimentaria--opositores-marchan.jpg

No hay comentarios:

Publicar un comentario