sábado, 2 de abril de 2016

El humor político ¿Burla o autocritica?

Si tengo un recuerdo preciado durante mi juventud fue las veces que veía en el extinto canal RCTV el programa Radio Rochela, un programa humorístico de altísima trayectoria y prestigio dentro de la televisión venezolana durante la segunda mitad del siglo pasado y parte de este siglo; un programa donde el humor negro y político era manejado de una manera artística y llena de un humor tan nuestro y a la vez tan crítico que se convirtió en una referencia humorística de la idiosincrasia venezolana; teniendo un alcance igual al show de Joselo, programa que se volvió referencia tanto por su humor critico como por sus populares gaitas llenas de comicidad que se volvieron requisito obligatorio dentro de las navidades de todos los venezolanos, aunque es la Rochela la que logra tener esa conexión con el humor político del país, teniéndolo presente tanto en el siglo pasado como en este siglo.





Ahora bien, al momento que analizamos la programación de este exitoso show, vemos su crítica tanto a los gobiernos puntofijistas como al gobierno del presidente Chávez, sin alterar el tono satírico o critico en ambos casos. Esto nos hace reflexionar un momento, incluso en aquellos que son más radicales en su ideología izquierdista en Venezuela, sobre si esta sátira buscaba burlarse y denigrar a la figura presidencial, tanto como lo hizo con los presidentes adecos y copeyanos, o si buscaba que nos pusiéramos a reflexionar aquellos aspectos o circunstancias que debíamos criticar o revisar en el naciente socialismo del siglo XXI.




Aun cuando en el momento en que veía los programas de la Rochela en el presente siglo aun no estaba definido políticamente, desde mi visión actual no considero que aquellos sketchs, parodias y sátiras estaban pensados para una burla o denigración a un proceso ni a una figura política, sino que más bien buscaba realzar de forma exagerada aspectos y circunstancias puntuales dentro del gobierno, con el fin de conocer lo bueno y lo malo del naciente y aun en gestación proyecto; a pesar de que el canal que albergaba este programa fuera increíblemente lapidario en la crítica destructiva al gobierno, jamás considero al humor una herramienta de destrucción, sino un recurso jocoso para revisar la anatomía ideológica o personal de cualquier figura o país en particular.




Después de la Rochela abandonara la pantalla venezolana, a raíz de la negativa de renovar la concesión al canal RCTV debido a las continuas violaciones a la reciente Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, ningún programa que ha surgido dentro de los otros canales ha logrado compenetrarse con la audiencia venezolana, esto es debido porque ese humor critico e inteligente dejo de utilizarse y poco a poco los sectores más radicales de la izquierda venezolana veía esto como una grave ofensa casi al punto de la blasfemia a una figura que decidieron hacer mesiánica cuando en vida demostró ser humilde y humano y que se sintió muy cómodo al hacer las cosas que hacía por el bien del país sin necesidad de subirse las ínfulas hacia la gente que lo seguía; pero de verdad uno debe saber diferenciar la riqueza de la sátira social de la ofensa publica y descarada, las cuales parecen no ser plenamente diferenciados en la actualidad, lo cual produce que en la actualidad un programa por la Rochela tendría un veto sutil pero certero.



Aquí es cuando nos detenemos y nos preguntamos ¿es justo que pase esto dentro de una forma tan rica y al mismo tiempo muy bien lograda del humor como es la sátira política? Yo la verdad pienso que la sátira debe existir, es casi tan indispensable como la existencia de una oposición seria, la cual lamentablemente tampoco existe, ya que nos hace ver desde una realidad muy cercana errores y fallas de una manera que lo encuentre graciosa ´pero que capte el mensaje rápidamente; hace falta este tipo de humor y, aunque se han hecho intentos para atraer este humor, aun no se consigue un proyecto contundente, tengo la esperanza que los nacientes exponentes del humor puedan retomar esta bandera, por el bien de un humor que, siendo bien llevado, con un guion inteligente y unos actores que sepan asumir su sátira; puede revivir este género tan rico y que podría signar un punto y aparte dentro de la crítica y autocritica que nuestro Comandante nos pidió en el Golpe de Timón de 2012 que fue contundente pero que en la actualidad parece guardado en una gaveta y que el humor es una manera efectiva de revivir esta acción que puede dar el impulso necesario al aun naciente socialismo en Venezuela.

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